47





HBBH se llamaba el café al que llegamos a esperar el cambio de día. Esta sobre la plaza εξάρχεια (Exarquion). En el corazón del barrio anarquista de Atenas.
Nos fuimos previamente a ver la caída del sol iluminando el Partenón. Nunca dejaré de emocionarme viéndolo o estando frente a él. Mi cartesiano orden responde a lo que se discutía hace decenas de siglos sobre esas piedras que eran desgastadas por las sandalias de Sócrates, Platón o Aristóteles, que como nosotros en nuestras calles, discurrían ellos por las suyas.
Luego a visitar las instalaciones de la universidad que lleva tomada años y sin funcionar. Cerca de allí Babylon. Un edificio okupa mítico a nivel global.
Después a buscar un dako cretense. No quería irme sin probar alguno. Lo comimos en una terraza, parte de una acera usada por un restaurante. No fue de los mejores, pero me dio una idea de lo que es para hacerlo y disfrutarlo (más referencias en mi homenaje a los tomatl).
Esa tarde-noche, con Paula, una magnífica guía urbana, y con Francisco Javier, mi tocayo y Martín, su pareja, recorrimos ese pedazo de la capital ateniense.
Poco antes del toque de las 12 bulla, gritos y corridas de migrantes. Falsa alarma, o quien sabe. No es la policía, pero sí parece que un susto al menos de esos grupos anarquistas pero maleantes, no de los anarquistas de verdad, sino de los mafiosos. De los que pueden terminar con un migrante convertido en una bolsa de huesos por osar usar el espacio “suyo” para sobrevivir. En todas las familias se cuecen habas.
Media noche, abrazos largos, sentidos, en lugares lejanos, lágrimas, sensación de decepción. Una cucaracha…gracioso…fuerte como siempre. Mojitos.
46
Ya hace un año.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s