
No llegamos a ella. El cambio de planes para llegar a Istambul la dejó relegada a una nueva aventura.
Tuvo que ser un espartano con origen ateniense.
Probablemente por ello es un guerrero más valiente aún. Nunca supieron entenderse, muchas veces se enfrentaron, pocas veces lucharon juntos.
No podía imaginarme que podía convertirse en el símbolo de la valentía necesaria para afrontar los nuevos tiempos…esos que poco tiempo después iban a ser un reto para aceptar lo ofrecido, para ser consecuente con la libertad exigida y ofrecida, para ser valientes y demostrar que la libertad es, en sí misma, ella.
Javier Zárate Taborga
Escrito en La Paz, en mayo de 2020